TEXTO Y FOTOGRAFÍAS PABLO RUSSO
El sol otoñal de la siesta paranaense iluminaba la plaza Alvear en su cotidianeidad semanal de estudiantes compartiendo el mate y transeúntes ocasionales que al pasar por el centro esquivan las salpicaduras de agua de la fuente que siempre sigue el antojo del viento. Después de las tres de la tarde, en la vereda de calle Laprida alrededor de la desvanecida placa de mármol en la que otrora se leían los nombres de los desaparecidos entrerrianos y en Entre Ríos, comenzó a reunirse la convocatoria para una manifestación particular: la ronda de las Madres de Plaza de Mayo que ocurre cada jueves desde hace más de cuatro décadas alrededor de la pirámide frente a la Casa Rosada en Buenos Aires, replicada el 16 de mayo en ese espacio público y encabezada por Taty Almeida, de visita en la ciudad.
Cientos de personas se dieron cita para la actividad organizada por la Re-Vuelta de las Viejas y la Multisectorial de Derechos Humanos de Paraná. Fue la misma Taty quien a las 15.30, de pie con su bastón, pañuelo blanco en la cabeza y un prendedor con la foto de su segundo hijo, Alejandro Almeida, invitó a iniciar la ronda formando de a dos, encolumnados detrás del pasacalle de la Asociación de Familiares y Amigos de Desaparecidos Entrerrianos (AFADER).
Se marchó por Laprida hasta la diagonal de la esquina con Buenos Aires, y de ahí se ingresó hacia el centro de la plaza, donde se dio un giro a la fuente y se volvió al punto de partida, desandando el camino. La recorrida hizo una breve pausa durante su giro a la fuente para que le arrimaran una silla de ruedas a Taty, quien concluyó el acto de ese modo. «Como a los nazis, les va a pasar, a donde vayan los iremos a buscar», «No se vende, la patria no se vende» y «Milei, basura, vos sos la dictadura», se entonó en la larga columna en la que varios llevaban pecheras del gremio docente AGMER, donde prosiguió la actividad.
Al finalizar la ronda, con un megáfono, Taty dijo «La lucha continúa, no hay que bajar los brazos. Se lo decimos nosotras ¡las locas! Desde hace 47 años lo repetimos: la única lucha que se pierde, es la que se abandona (completaron los presentes a coro)». Además, planteó que «hay que tener unidad. Demostrarlo con los hechos, no con las palabras, como lo hemos estado demostrando en las últimas marchas, como lo hemos demostrado hace rato tomando la calle, y demostrar entonces que un pueblo unido… jamás será vencido», remataron nuevamente entre todos y la consigna se volvió canción. Se gritó ¡Presentes! Por los 30 mil detenidos desaparecidos y Taty agradeció a la Re-Vuelta de las Viejas, a quienes se les ocurrió la iniciativa de esa «Ronda de la Resistencia».
A las 4 de la tarde y hasta casi las 6, gran parte de la concurrencia ocupó la sala de la Asociación Gremial del Magistrado de Entre Ríos, al fondo de Laprida 136, donde se armó una mateada y charla, coordinada por Fran Gómez, militante de Patria Grande, en la que también intervino Fabiana Almeida, hija de Taty.
La incansable integrante de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora repasó la historia que las parió a la lucha, tanto a ella, a sus compañeras como a las Abuelas, y fue contestando los interrogantes, principalmente de los estudiantes de tercer año de la escuela Mariano Moreno, quienes, junto a su docente de historia, escuchaban de primera mano un repaso del último medio siglo argentino. En un momento de su relato en el que se refirió a Javier Milei lo llamó «el iluminado este que habla de la motosierra y con los perros»; pero en general sus críticas apuntaban a la vicepresidenta negacionista Victoria Villaruel y sus amigos.
A modo de cierre, Taty compartió, para aquellos que no lo sabían, la historia de porqué las Madres usan un pañuelo blanco: en 1979, durante la peregrinación al a Virgen de Luján donde esperaban que la jerarquía eclesiástica las reciba -cosa que nunca sucedió-, decidieron identificarse para encontrarse entre ellas en la multitud. Una madre sugirió entonces ponerse en la cabeza los pañales de sus hijos, que eran de tela blanca y algunas los tenían guardados. «Así como ese pañal sirvió para cuidarlos cundo eran bebes, después sirvió para pedir por sus vidas», contó mientras se desataba el suyo y lo alzaba frente a su rostro. «Las Madres pedimos por los 30 mil, pero cada madre le pone el nombre de sus hijos y entonces dejan de ser NN», detalló. «El pañuelo blanco va a ser siempre blanco, de las Madres y de los 30 mil», concluyó entre aplausos.
La actividad con Taty Almeida del jueves correspondió a la continuación de una agenda que inició el miércoles con la proyección de un documental sobre su vida en el auditorio Rodolfo Walsh de la Facultad de Ciencias de la Educación de la UNER, y que culmina el viernes a las 11 con la inauguración de una calle que llevará el nombre de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. La cita para esa ocasión es en el complejo vecinal de Villa Mitre, ya que la nomenclatura urbana que se estrena corresponde al trazado asfáltico del sector entubado del arroyo Antoñico ubicado detrás del complejo vecinal.
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