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Yo tuve un hermano, el poema del genial escritor Julio Cortázar al combatiente revolucionario Ernesto Guevara, apareció estampado en un rincón de pared de la plaza Elio Leyes, en la esquina de Mitre y Buenos Aires. Esas fueron las primeras palabras de Cortázar tras saberse la noticia del asesinato del Che en Bolivia, en octubre de 1967. Se las había enviado desde Argel por telex a Roberto Fernández Retamar, a pedido de la Casa de las Américas de La Habana. De regreso a París, le dirigió una carta al escritor cubano en al que decía: «no sé escribir cuando algo me duele tanto, no soy, no seré nunca el escritor profesional listo a producir lo que se espera de él, lo que le piden o lo que él mismo se pide desesperadamente. La verdad es que la escritura, hoy y frente a esto, me parece la más banal de las artes, una especie de refugio, de disimulo casi, la sustitución de lo insustituible». En Paraná, a 51 años de ese hecho, alguien rinde un anónimo homenaje a estos hermanos que no se vieron nunca..
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Recién veo este posteo.
Bello.
Gracias!