Se picó.
Alguien pintó algo en una cortina metálica de calle Colón, pasando el semáforo de Corrientes a mano derecha. Hubo otra persona a quien no le gustó el mensaje y decidió taparlo en negro.
Como el espacio público habilita un ida y vuelta, quizá fue el autor o autora anónima de aquello que se decía en un principio sobre la superficie ondulada o tal vez otro/a interlocutor/a al paso, que se quejó en aerosol blanco de esta suerte de censura expresiva. Nótese que las dos palabras sintetizan una especie de plantada y sacada de pecho en la discusión. La falta de «s» final da cuenta del tono y si bien se agradece el acento en «tachá», hay que decir que faltó el tilde en la primera palabra y los signos de interrogación y/o admiración correspondientes.
En todo caso, veremos si hay respuesta y qué rumbo toma este diálogo en la vieja persiana.