TEXTO FRANCO GIORDA
FOTOGRAFÍA FACULTAD DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN – UNER
Entre la fluida y variada producción dedicada a Juan L. Ortíz se encuentra La intemperie sin fin, un documental de Juan José Gorasurreta, realizado entre 1977 y 1978. La pieza, en soporte fílmico de 8 milímetros, registra de modo poético un día en la vejez de Juanele. Esta película fue restaurada recientemente y pudo verse en el auditorio Rodolfo Walsh de la Facultad de Ciencias de la Educación de la UNER con la presencia del realizador, quien dialogó con el público.
Gorasurreta, en conversación con 170 Escalones, contó: «La relación con el viejo Juanele surgió en la presentación de su libro El aura del sauce en el año 73. Yo formaba parte del Cineclub Santa Fe en esos años y hablé con el grupo Cine Cooperativa Federico A. Valle, que llevaba ese nombre en homenaje al primer documentalista argentino, para hacer una película con él y prendió la idea» y agregó «Entonces, vine a charlar con Juanele y nos propusimos mantener encuentros para que se acostumbre a la invasión de su hogar y de su hábitat. Laburamos seis meses y acordamos, en octubre del 77, que un día el equipo iba a estar a las 7 de la mañana frente a su casa para registrarlo cuando saliera a vaciar su mate para luego empezar la mateada diaria. La película no empieza así, pero la filmación empezó así. Después seguimos durante la mañana, el almuerzo, la siesta, la tarde y hasta las 10 de la noche».
La filmación se hizo a dos cámaras en blanco y negro y una película de origen soviético con una sensibilidad de 500 ASAs. El montaje se realizó en el Cine Club Santa Fe. «Cuando terminamos de montarla, volvimos a lo de Juan para mostrarle la película. Llevamos un viejo grabador para registrar sus expresiones y comentarios mientras la veía. Otro día, grabamos poemas que fui eligiendo en base a la estructura de la película. Esos audios quedaron como la voz en off» indicó el realizador nacido en San Gregorio, al sur de la provincia de Santa Fe.
Sobre la forma elegida para expresarse, Gorasurreta afirmó: «El cine experimental es una cosa que me encanta. De alguna u otra forma me parece que el de Juanele es un documental experimental. Hay una búsqueda de adecuar la estructura fílmica documentalista a la poética de Juan. Si lo logré o no, no voy a ser yo quien lo diga. Era una época de aprendizaje. La película de Juan me marcó en lo humano, en lo práctico y en el compromiso».
En cuanto a la cooperativa con la que llevó adelante la producción de La intemperie sin fin afirmó que «la idea de la cooperativa surgió para hacer nuestros cortos que eran como trabajos prácticos. Escribíamos los guiones, buscábamos los actores. Era un laburo para aprender a contar historias».
La película se estrenó originalmente en el Circulo Médico de Paraná. Según los testigos, la sala estuvo repleta. La proyección se hizo con el fílmico original de 8mm. «Con Juan nos sentamos en la última fila. Se pasó la película y ocurrió una cosa muy hermosa. Se encendieron las luces, el público giró hacia atrás donde estaba Juan y empezó a aplaudir. Creo que no es mérito de la película sino del viejo Juan. Me acuerdo siempre de la sala inclinada y del público mirando hacia arriba», rememoró Juan José.
Actualmente, se puede visualizar a través de la página de Cinemargentino.
Restauración
La intemperie sin fin ha transitado un proceso de restauración con varias etapas. «En 2009 Gustavo Fontán hace La orilla que se abisma donde incluye imágenes de mi película que él utiliza a su manera. Esa fue una primera digitalización. Más adelante hubo otro mejoramiento. La última, que es la que más me gusta, que es la digitalización por contacto entre la película y lo digital. Lo que yo pedí es que no se pierda ni el grano ni la vejez ni el blanco, ni el negro, ni los grises» expresó Gorasurreta y añadió: «Es un material que originalmente yo no sabía el valor que iba a tener con el paso del tiempo».
Cineclubismo
Juan José realizó su formación inicial como espectador y como realizador en el Cine Club Santa Fe. Incluso, la pertenencia a ese ámbito lo llevó a cambiar de destino. «Me había recibido de contador, pero vi la película Una historia inmortal de Orson Welles y me dio vuelta la cabeza. Esa historia entre ficción y realidad me atrapó. A partir de eso, volví a la casa de mis viejos en San Gregorio y les dije que había completado la carrera pero que no iba a ejercer. Se armó un revuelo. Algo lógico. Con el paso de los años lo fueron asimilando. Cuando empecé a hacer películas y a presentarlas fueron cambiando su idea».
A principios de la década del 80, Gorasurreta se mudó a Córdoba donde aún hoy reside. Allí fundó el Cineclub La Quimera que permanece en funcionamiento. Consultado sobre la trascendencia de los cineclubes para la cultura de una ciudad afirmó: «el cineclubismo solo es útil en la medida en que su programación hace un rescate del cine que revela o devela nuestra condición humana. Eso es lo básico. Si lo enganchamos con lo social, mejor. Son dos líneas que van de la mano».
Trabajo actual
En el presente, Juanjo trabaja en la postproducción de Las ausencias, película seleccionada para el próximo Festival de Cine de Mar del Plata. «Es un laburo que empezamos en 2008 cuya base fílmica es una película de 8 milímetros, realizada a dos cámaras. Es un entrecruzamiento entre mi vida desde que nací en 1948 y la historia del país hasta 1990, cuando falleció mi hijo. Es un formato documental, pero con una estructura experimental. No podíamos editar una peli de estas características en 8 mm. Así que se digitalizó y luego se editó. Una cosa que me alucinó es la posibilidad de trabajar desde la edición digital», señaló el realizador.
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