4 de octubre de 2024

Filmar para volver

TEXTO PABLO RUSSO

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«Las películas siempre fueron como un ida y vuelta a Entre Ríos», dice Emiliano Grieco. El ser humano en la naturaleza es un tema constante en su filmografía. En el documental Diamante (2013) se ocupó de Ezequiel y su entorno familiar de tradición pesquera a orillas del río. En La huella en la niebla (2014) hay un crimen y una fuga a una isla inundada, Elías vive rodeado de agua sin poder lavar su mancha de sangre. En El rocío (ficción, 2018) Sara vive con su hija Ailén en un barrio humilde de Entre Ríos, pero la niña comienza a enfermarse por las fumigaciones en los campos cercanos. La lucha para frenar el envenenamiento parece inútil, y Ailén debe viajar a Buenos Aires para salvar a su hija. Para financiar el viaje recurre a viejos contactos que la envuelven en una red de narcotráfico.

La ficción dirigida por Grieco, con guion suyo junto a de Bárbara Sarasola Day, y con Daiana Provenzano, Olivia Olmedo, Lorena Vega y Eva Bianco en las interpretaciones principales, se podrá ver dentro de la sección de Cine Entrerriano del Festival Internacional de Cine de Entre Ríos hoy a las 19 en la Planta Baja Sala 2 del Centro Provincial de Convenciones. Anticipando la proyección, 170 Escalones conversó con este paranaense de 38 años que estudió un tiempo en la UNER y luego hizo cursos en Buenos Aires, donde emigró hace unos quince años cuando comenzó a trabajar en la industria audiovisual.

 

 

¿Cómo surge el proyecto de El rocío?

Había empezado a investigar sobre esta cuestión (de las fumigaciones y su relación con las enfermedades), es un tema que está pasando en Entre Ríos, en algunos lugares de Argentina y del mundo. Me estaba interesando muchísimo, anduve por un campo en Santa Fe, con una mujer a la que las fumigaciones le habían enfermado una hija. Estuve hablando con ella y ahí empecé a escribir, a armar una especie de documental con material de entrevista. Ese fue mi primer acercamiento.

 

Existe una vinculación con el territorio, a pesar de no vivir en la provincia, siempre está esta cuestión de volver a filmar a Entre Ríos.

Creo que hay ahí un tema con el desarraigo, cuando me pongo a investigar o escribir. Más teniendo en cuenta que los proyectos de cine llevan mucho tiempo. Cuando encuentro un tema y algo que realmente me motiva tiene que ser muy fuerte. Y por ahí estoy viendo en películas anteriores con lo que me pasa que siempre tiene esta cuestión del desarraigo, de dejar un lugar e irse a otro. En este caso, El rocío, es como que tenía pensada la migración del campo a la ciudad. Ya hace muchos años que estoy viviendo en Buenos Aires, la película tiene una mitad en Paraná y alrededores, como Racedo, y otra parte en Buenos Aires. También es un acercamiento a filmar en Buenos Aires de una forma profesional, algo que nunca había hecho. Creo que tiene que ver esta relación de volver y el desarraigo que está tirando constantemente en mi historia.

 

También aparece el tema del medio ambiente en tus películas ¿Cómo se relaciona El rocío con tus trabajos anteriores?

En mi filmografía, si empezás a ahondar siempre está el tema de la ecología. Siempre me motivó eso. Realmente creo que ahí está la cuestión. Puede ser que esté vertiendo un poco los elementos, primero el agua, la tierra, ahora el aire también. Está todo relacionado, cuando lo filmo hay una cuestión un poco sensorial que tiene que ver con la naturaleza. Ese factor que trato siempre tiene que ver con la ecología. Estuve haciendo un pequeño corto en Ecuador en los manglares, las cosas que estuve escribiendo e investigando tienen que ver con eso. Esa es la temática más importante, aunque El rocío es una ficción que tiene que ver con lo humano, va para ese lado. Tiene que ver con el desarraigo de una persona. En la provincia de Buenos Aires ves un montonazo de gente, de historias diferentes, de paraguayos, formoseños, peruanos que terminan en barrios de acá sin ser oriundos.

 

 

¿Cómo fue el financiamiento, tuvieron alguna ayuda de la Provincia?

No tuvimos ninguna ayuda de la Provincia. Fue por el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) directamente, y es muy difícil hoy poder estrenarla, estamos en eso. Es una situación súper complicada de estar mucho tiempo esperando, de trabajar con muy poco, de resolver la película en pocas semanas. La filmación la resolvimos como pudimos, con lo que había, poniendo siempre la fuerza para tratar de hacer lo mejor con lo que hay.

 

¿Cómo fue la experiencia del rodaje?

La experiencia de rodaje fue muy buena, en Racedo y en Buenos Aires, tuvimos un buen equipo de gente, sabiendo lo que estaba pasando económicamente.

 

¿Qué pensás de la situación del INCAA?

Ahora con la distribución es tremendo porque las distribuidoras medio que ya no pueden distribuir nuestro tipo de películas. Se ha complicado muchísimo el panorama, creo que en el cultura en general.

 

¿Qué expectativa tenés de la función en el FICER?

Está en la sección entrerriana, me parece que las personas van a entender, van a generar esa empatía que genera estar en el mismo ámbito. Estuve hace poquito en Brasil, la película genera opinión con la temática. El tráfico es algo que en Entre Ríos está pasando mucho, está fulera la cosa con eso, la gente no tiene laburo y empiezan a pasar este tipo de cosas que uno tiene más vistas de otros lugares; pero están ahí. De todas esas temáticas dando vueltas surgió lo que es El rocío, se fue cerrando así la historia. Me parece que es genial que se esté pasando en Paraná en el ámbito de un festival de cine, que esas cosas están buenísimas que queden, que se establezcan. En el primero fue un montón de gente, está bueno que la gente apoye y se arme un festival fuerte. A la gente ya se le genera un hábito de esperar el festival para poder ir, como pasa en Mar del Plata.

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