TEXTO NICOLÁS RIGAUDI
IMÁGENES MANDRILA
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En todas las guerras, los distintos bandos han involucrado de una forma u otra a la población civil. En Malvinas, la dictadura decidió hacer lo mismo. Detrás de la Sombra cuenta la historia del buque pesquero Narwal, que fue utilizado para hacer tareas de inteligencia y hundido por un ataque inglés. Se estrenará este sábado 2 de abril, a las 20, en Cine.ar.
Se cumplen 40 años del comienzo de la guerra de Malvinas y todavía quedan muchas historias para contar. La de los tripulantes del buque pesquero Narwal es una de ellas. Detrás de la Sombra. Civiles en la Guerra de Malvinas, permite ver una faceta muy poco conocida en los relatos oficiales.
Nicolás Moro nació en Paraná dos años antes de que estallara el conflicto con el Reino Unido por la soberanía argentina en las islas del atlántico sur. Hizo la escuela primaria en el Centenario y, tras algunos años de secundaria en una escuela privada, decidió pasarse a una institución pública. Culminó aquel periodo en el Nacional. También hizo música y teatro. Integro Medio kilo, una banda de la capital entrerriana. En 1998 se mudó a Buenos Aires donde estudio diseño de Imagen y Sonido. Se especializó en montaje, profundizó sus estudios musicales y se dedicó a la posproducción. También, con su compañera Paz, realiza distintos trabajos autogestivos. Hoy asiste con expectativa al estreno del documental que lo tuvo por realizador.
«Matías de Lellis (el director del documental) fue el que lo inició. Le empezó a dar forma. Arrancó a investigar», contó Nicolás desde Buenos Aires. «Él tiene un amigo que es marino mercante y le comentó en una cena sobre estas historias de buques pesqueros, de todo tipo, que habían participado en distintas misiones en la guerra», agregó.
El quiebre se dio cuando la investigación los condujo hasta el libro Misión Cumplida, de Jorge Muñoz, que narra las historias de más de 40 buques de la marina mercante, civiles, que cumplieron distintas misiones en el marco de la guerra de Malvinas. El Narwal era uno de ellos.
El proyecto original contaría la historia de cuatro de esos buques. Sin embargo, «cuando fuimos a grabar a Bahía Blanca nos dimos cuenta que había una película sola en el Narwal» y agregó: “tenía muchísimos matices, adentrarnos en las personas, conocerlos, iba a llevar tiempo de narración. Más allá de contar la historia, hablar un poco de la política del momento, de lo que les pasó después, como ex combatientes y de la posguerra. Queríamos contar un poco eso y así terminó siendo la película», adelantó.
«Se ha hablado mucho de Malvinas, muchísimos documentales», indicó Nicolás, y adviertió que, no obstante, «acá vimos la posibilidad de algo menos contado y menos conocido porque no era la primera línea de los soldados. Era algo tan particular como la participación de los civiles en una guerra».
A su vez, subrayó que «me fue atrapando a medida que lo hacía, pero lo que me atrajo en ese momento fue la posibilidad de contar una historia que tiene que ver con mi historia de mi país», subraya.
Sobre el meollo del documental, Nicolás explicó que «ningún conflicto bélico se puede sostener sin el apoyo logístico de las flotas civiles, de mercantes, que acompañan con pertrechos, comida y un montón de cosas que son fundamentales» y aclaró que «gente que no fue preparada militarmente y no tenían por qué sufrir bombardeos, ametrallamientos y hundimiento».
Por eso, «la película hace también una crítica, una conclusión, en la que realmente se ve que fueron mandados al muere, enviados un poco a ver qué onda, hacer espionaje, si te hunden te hunden…», expresó en referencia a los tripulantes del Narwal, el buque desaparecido en las aguas del océano atlántico luego del ataque inglés del 9 de mayo de 1982. El documental, que lo tuvo a Nicolás como camarógrafo, montajista y músico original, reúne a un grupo de sobrevivientes que dieron su testimonio.
«También está bueno saber que nos encontramos con cierto miedo de hablar después de 35 años. Algunos de los tripulantes estaban reacios. Todavía estaba dando vuelta ese fantasma. No querían hablar para no tener problemas. Pero bueno, al final fueron aflojando, transmitimos confianza. Ese trabajo, más que nada, lo hizo Matías (de Lellis): contactarlos, nuclear a todos los sobrevivientes. Todos no. Terminaron siendo cinco los del buque pesquero Narwal. Que es lo que trata la película».
Sin embargo, «esta historia tiene algo particular, la dificultad de que no había un presente. Teníamos que inventarlo. Ni siquiera el barco estaba. Fue hundido», rememora y describe los principales recursos que utilizaron. Uno fue «juntar a los muchachos. Es un encuentro real de ellos, el 9 de mayo, que es el día del hundimiento. Ese día se juntaron y los grabamos charlando y discutiendo. Se generó algo muy real».
Después, «encontramos dos recursos: uno fue la maqueta. Conocimos un maquetista que hace barcos y que tenía la maqueta del Narwal, que es la que sale en la apertura de la película. Decidimos incorporarla como un elemento narrativo, casi como un guiño. Nunca pretendimos que la maqueta reemplazara al barco. Pero nos proporcionó una metáfora interesante, cierta fragilidad que nos parecía que estaba buena. También recurrimos a algunas imágenes realizadas en 3D. Y después las imágenes del barco encallado, que también fue un golazo. Ese barco, está bueno aclarar, es un barco pesquero que es muy similar al Narwall en su construcción. Nos venía perfecto. También participó en Malvinas, en una misión de espionaje, se llama Usurubil», detalló Nicolás.
Al momento de repasar el saldo que la realización del documental dejó en él, Nicolás sostuvo que “los aprendizajes son muchos. Atravesamos todo un proceso de conocer y dialogar con ex combatientes civiles, no militares. Me encontré con diferentes puntos de vista. Algunos se sintieron engañados y víctimas de un gobierno de facto que los obligó, les mintió y los llevó a una tragedia, a una situación traumática. Otros con orgullo inflan su pecho sintiendo que incluso volverían».
Por otro lado, sugirió que «también me dejó una enseñanza: hay muchísimas formas de abordar la idea de la patria, de soberanía. La realidad es compleja, y hay que ponerse en el lugar de quienes tuvieron que callar esas historias, no por cobardía, sino porque fueron amenazados».
El proyecto original que diagramó de Lellis se presentó en el INCAA en 2014, al año siguiente quedó seleccionado pero el rodaje comenzó en la transición entre 2017 y 2018, período en el que conformaron su productora, Mandrila. De ahí en más alternaron la realización del documental con otros trabajos. El estreno previsto se topó con la pandemia y, finalmente, su primera proyección integrará la programación especial de Cine.ar por los 40 años del conflicto bélico.
«Me fue cautivando, me fui metiendo en la historia siempre desde un lugar, desde un aporte de poder contar una historia. No vender un producto. No prometer una verdad, ni nada de eso de lo que me estaba tratando de alejar, la televisión y otros medios. Era hacer un aporte a la cultura, que me transforme a mí también. Creo que eso es lo valioso de hacer una obra cultural, artística, que uno termina transformado y transforma a los demás», reflexionó ya sobre el final.
También hace un especial hincapié en el apoyo que sus familias le brindaron para poder dedicarse a esta realización. Sostiene que los aportes constantes de su compañera, Paz, «nutrieron la película», y se refiere a la influencia que el teatro y la música han tenido en su carrea como realizador audiovisual: «hay una musicalidad en el montaje, una melodía, una armonía».
Nuevos proyectos
Para finalizar Nicolás habló del proyecto actual de Mandrila: «en este momento estamos produciendo y grabando una serie de cuatro capítulos de 45 minutos sobre la misma temática. En septiembre la vamos a estar terminando. Cada capítulo es un buque más. Y un capítulo último sobre las mujeres en Malvinas».
«La película nos guía un poco la experiencia, y ahora con un apoyo un poco mayor del Ministerio de Cultura de la Nación nos eligieron en este concurso y estamos avanzando en poder hacer un cine de calidad”, concluyó.