TEXTO Y FOTOGRAFÍAS PABLO RUSSO
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Una revista entra primero por los ojos. En ese sentido, el número inicial de Cicatriz. Marcas de un tiempo atrapa de lleno a partir de la ilustración de portada de Santiago Moreyra, en la que se ve a la Justicia haciendo equilibrio sobre un cable de alta tensión que atraviesa el río, con un pez en su balanza y una caña de pescar en la mano izquierda. Una versión de un pato sirirí flota sobre el agua, río arriba desde la perspectiva de la orilla entrerriana.
Luego, si se la toma entre las manos, el tacto transmite sus primeras sensaciones en la reunión con el gramaje de sus hojas. Acercarse el objeto al rostro y meter la nariz entre sus páginas permite olfatear ese olorcito a imprenta que a los fanáticos y a las fanáticas del papel puede despertarles reminiscencias nostálgicas de un mundo cada vez más lejano en el que el periodismo se materializaba, se transportaba y se coleccionaba de esa manera. Finalmente, con su lectura, Cicatriz activa de lleno el sistema neuronal, fomentando el pensamiento y el debate a partir de una agenda actual con un tratamiento en profundidad.
Federico Malvasio es su editor responsable. Para este primer número que corresponde al bimestre abril-mayo convocó a un colectivo de redactores y redactoras conformado por Exequiel Flesler, Majo Viglione, Martín Gerlo, Luz Alcain, Juan Bracco, Nahuel Baridón, Jorge Riani y Juan Cruz Varela. Asimismo, en esta edición de lanzamiento colabora el fiscal federal Federico Delgado. Además, están las fotografías de Raúl Perriere y de María Laura Haimovich; y las ilustraciones de Santiago Moreyra y Hugo Seri. El diseño, por su parte, corrió por cuenta y arte de Julián Villarraza y Matilde Lallana.
«La realidad suele ser una herida lacerante, un tajo al que aspiramos cerrar para dar por concluida la dolencia. A la herida le adviene una reorganización de tejidos, una pulsión de reconstrucción al que se entrega el cuerpo. A ese proceso se lo llama cicatrizar. Las heridas no cierran, pero afortunadamente cicatrizan. Como mojones que indican los lugares accidentados de nuestras vidas, la cicatriz nos recordará siempre el dolor de las heridas, pero también la alegría de haberlas superado. Esta revista llega con la aspiración de contribuir a una reconstrucción», se explica, a modo de editorial en la página 4, bajo el título «Por qué».
170 Escalones conversó, un poco al momento de la entrega y otro tanto a distancia en las horas siguientes, con el creador de Cicatriz para conocer sus motivaciones y expectativas al sumarse con su producto-obra a la circulación discursiva del sentido contemporánea. «Proponer un nuevo pacto de lectura; ordenar la información para entender lo sistémico; y generar una plataforma para presentar actores nuevos» es el resumen de Malvasio de sus pretensiones con este naciente medio de comunicación.
¿Por qué hacer una revista a contramano de los tiempos?
Hay elementos menores que indican que hay un mundo, muy chico, de locos, que se sigue entusiasmando con leer una publicación en papel; con agarrarla, sentarse y disfrutar de una lectura. Básicamente, con tener un pacto de lectura diferente con el que hoy tiene el 90% de la sociedad, en que todo se lee en computadora, en tablet o celular, así sean artículos de fondo o crónicas que llevaron días de producción. Se lee de parado mientras cambia un semáforo o se espera un hijo a la salida del colegio. Creo que hay sectores minoritarios que están dispuestos a sostener esto de la revista, no por una voluntad política, sino por un gusto personal. En ese grupo muy minoritario me encuentro yo, que leo revistas viejas, como las Crisis del setenta en donde uno ve cuáles eran los debates de ese momento. Cada loco con su tema, el mío era hacer una revista en papel, la pensé y la hice.
¿Cuál fue la idea inicial de Cicatriz?
Primero decidí hacer una revista que cuente una agenda actual, pero que esté contada desde otra perspectiva, en un contexto, que se sostenga con el pasado de esos temas, porque para entender las cuestiones hay que tomarlas desde muy atrás, desde el inicio. De lo contrario nos pasamos todo el día viendo fotografías, quizás del mismo tema, pero fotografías al fin que nos cuesta conectar. Creo que una revista que le permite a un periodista tomarse su tiempo para escribir la nota y tratarla, acerca al lector esa posibilidad de tener conectadas un montón de situaciones, hechos, episodios, que cuando el lector lee la nota completa dice: “bueno, esto funciona así, el poder judicial funciona así, la política funciona así”, porque leyó esa conexión de episodios en tres páginas. Los primeros que supieron de mi idea fueron mis dos amigos y hermanos, Jorge Riani y Juan Cruz Varela. Son dos amigos que siempre están para sumarse en cualquier iniciativa y siempre estamos pensando en hacer cosas y obviamente iban a participar. También Luz (Alcain), claro.
Hay, además del contenido, una apuesta por el diseño…
En cuanto al diseño la apuesta más novedosa de este proyecto tiene que ver con eso. Al laburo periodístico uno siempre lo hizo más o menos igual en la experiencia que ha tenido, en cambio para salir con una revista bimestral -que creo que es un tiempo piola para hacer una publicación en una sociedad como Paraná donde tampoco hay bolsillo para bancar una revista mensual – se puso mucha plata, cabeza y atención en el diseño por precisamente esta cosa loca de querer tener el objeto en la mano, en una mesa de luz, en un living, ahí aparece el diseño. Por eso hubo mucha pila en eso. En definitiva, una revista impresa es una obra de arte, es un recorrido narrativo que tiene que ver con la lectura, con lo visual, con un montón de cuestiones. Así surgió.
Desde el primer día, siempre pensé que la iban a integrar un fotógrafo de acá, de perfil artístico más que periodístico (en este caso, el Perro Perriere) y que iba a tener dibujos (en este caso Santiago Moreyra en tapa y adentro en otras notas). El gran asesor en eso fue Julián Villaraza, es el tipo que me acercó a ese mundo. Desde el primer día iba a ser una especie de equipo con gente de acá y la gráfica iba a tener esta cosa artesanal del dibujo. Jamás se me ocurrió hacer una tapa que no fuese la que hicimos. Vi esos dibujos en la tapa impresa, la caricatura de (Hugo) Seri dentro, y dije: “loco, así tal cual la pensé”.
¿Cómo se conformó el sumario del #1?
La decisión era elegir una agenda actual de debates del país, del continente, por supuesto de la ciudad y la provincia, pero darle un contexto, darle musculatura conceptual a esos temas. Por eso este primer número tiene temas muy concretos como es la justicia, el sistema carcelario, la violencia institucional, también aparece el cannabis como una nueva ola verde, el proyecto de granjas de chanchos que propone China, en fin, aparece la historia y la literatura. Luego fui convocando a periodistas en relación a los gustos, al perfil, que tiene que ver con una generación de amigos, amigas, amigues, por eso están los que están y seguramente van a parecer otros. La selección de temas se fue conversando, a mí se me iban ocurriendo, anotaba los que me parecían que tenían que estar en un primer número, y los fui conversando con cada uno.
Cicatriz tiene fuertes reminiscencias a la revista Crisis…
Lo de la revista Crisis, la inspiración creo que está, si uno ve la Crisis actual y Cicatriz no hay mucho que explicar. No porque sea una copia, que no lo es, sino porque hay una inspiración concreta en el tamaño y en el papel. El día que decidí hacer la revista me fijé donde imprimía Crisis, busqué la imprenta, llamé por teléfono y pedí un presupuesto por cuatrocientos números iguales a esa revista. Realmente la calidad y el laburo de imprenta son fantásticos. Con la revista Crisis tengo un amor muy particular, pude adquirir la colección de la década del setenta entera, es una revista que fue emblemática. Hoy sigue siendo una revista en donde escribe una generación de periodistas muy buena entre los que se encuentra Alejandro Bercovich, Diego Genoud, Ximena Tordini, Mario Santucho (que es un poco el coordinador de toda esa movida), y realmente plantea una agenda muy interesante, bien escrita y con un diseño espectacular. Es un producto hermoso tenerlo en la mano, leerlo, dejarlo al lado, retomarlo, tomarse veinte minutos para leer una buena nota tranquilo, despacio. La revista Crisis es lo mejor que leo y tiene que ver con mi amor a las revistas. También he leído Contorno, de la década del cincuenta, de los hermanos (Ismael y David) Viñas, ver la manera en que se escribía y ver qué estaba pasando en ese momento, todos esos rollos a mí me gustan, entonces dije “quiero hacer mi revista Crisis”.
¿De qué manera trabajaste los títulos de notas y copetes?
Los títulos los trabajamos con Juan Cruz y con Jorge. La idea era buscar una forma de titular no tan formal. Ahí sí aparecen algunas copias sanas de Crisis, un estilo. Y los copetes fueron básicamente cambiados casi todos porque la presentación de las notas tenía que tener una línea, una forma. No te olvides que a esta revista la hacen periodistas que vienen de diferentes lugares y formas de escribir, algunos durante mucho tiempo escribieron y escriben en agencias, entonces se tienen que poner un chip para hacerlo desde otro lugar, con otros tiempos y elementos narrativos. Me impresionó la cabeza de los gurises mandando las notas y entendiendo cómo era la revista. En realidad siempre digo que me gusta trabajar en grupo pero soy insoportable. Uno por uno los fui charlando como maestro ciruela, enseñando a tipos que escriben maravillosamente bien. La verdad que hubo una interpretación perfecta, los vagos y las vagas, todos hicimos nuestras notas y ahora estamos en este proceso de ponerla a circular en determinados ambientes que nos parecen importante.
¿Cómo se hace la distribución?
Cada periodista hizo algo de acuerdo a sus relaciones. De todos modos, la suscripción es un correo (revistacicatriz@gmail.com) y en los próximos días sale la web www.cicatriz.com donde se van a ir publicando todos los sábados un podcast que voy a producir con Maru Trovatto, que va a consistir en un resumen de noticias semanales de veinticinco minutos. Aparte, en la web se va a ir seleccionando alguna nota de la revista papel y colgando ahí.
¿Qué esperás de Cicatriz?
Con esta revista quiero que pase lo que está pasando y está buenísimo: encontrarme con un montón de locos que me dicen “imprimiste una revista, que buena onda, que lindo leer una revista papel”. Y lo que quiero generar es un ámbito, una plataforma para entender la realidad, la agenda actual en un formato diferente. Sitios digitales hay, y muy buenos; la tele ya está, la radio está; lo que no había era una revista que gire en un circuito que no es el más popular y mucho menos masivo, pero integrado por sectores universitarios, políticos, académicos, vinculados a las instituciones y a las organizaciones sociales y sindicales. Creo que la revista lo que hace es ordenar esa actualidad, ponerla en contexto y ofrecerla en un producto de calidad. El gran objetivo es, en esos ámbitos, ordenar una agenda de la actualidad conectando los hechos más importantes con la historia y con una mirada para el futuro.
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