TEXTO PABLO RUSSO
FOTOGRAFÍAS JOAQUÍN NEUMAN
La puta mejor embalsamada es una puesta teatral dirigida por Julieta Daga que aborda la figura de Eva Perón utilizando el lenguaje del bufón. La obra se presenta el viernes 3 de marzo a las 21 en el Centro Cultural y de Convenciones La Vieja Usina (Gregoria Matorras de San Martín 861, Paraná), dando comienzo a la VI edición internacional de las Jornadas sobre Cuerpo y Teatralidad, que ocurrirá entre el 3 y el 10 de marzo.
La sinopsis explica que Eva Duarte muere y es embalsamada, secuestrada, ultrajada, guardada en desvanes y altillos, en despachos de coroneles de alto rango y sometida a fiestitas de alcohol marcial. Durante 14 años desaparece y es enterrada en un cementerio en Italia. Luego, trasladada a España para ser sometida a esoterías desconocidas y finalmente regresada a su tierra hasta hoy. Cinco bufones lo narran en un carnaval de bombos, platillos, humo, choripán, vino tinto y camisas sueltas al viento. Relatan la historia de la Santita, abanderada de los humildes, de una revolución que hoy se manifiesta y camina en las calles, pidiendo por ese cuerpo, por todos los cuerpos. En el escenario trabajan Mariana Mansilla, Agustín Alesso, Claudio Castillo, Laura Bringas, Nelson Balmaceda; de la asistencia de dirección y técnica se ocupa Mariela Ceballos.
La puta mejor embalsamada, cuyo costo de entrada anticipada es de 700 pesos (343 5040901) y en puerta 1000 pesos, es la apuesta presencial de estas jornadas sobre cuerpo y teatralidad, que propone conferencias, conversatorios, presentaciones de libro y funciones virtuales, con artistas, investigadores y docentes de las artes escénicas de Argentina, Cuba, México, Portugal y España.
«Tengo el mejor trabajo del mundo. Reírme. Emocionarme. Hacer reír. Emocionar. Enseñar a hacer reír y a emocionar», afirma la actriz, directora de teatro y docente Julieta Daga en su presentación on line. Especializada en el lenguaje del clown, bufón y melodrama, Daga reside en Córdoba, desde donde ha organizado giras nacionales e internacionales con el dúo payaso Las Pérez Correa y el unipersonal Bufón. Es, además, directora del Grupo Cortocircuito y también dirigió la Comedia Infanto Juvenil y el Elenco Estable de la Provincia de Córdoba así como distintos grupos independientes. En esta conversación con 170 Escalones, cuenta cómo trabajó y qué pasó con La puta…
¿Cómo se concibió esta obra?
Esta obra la escribió, a pedido mío, David Metral (dramaturgo y profesor de historia), mi papá. Le pedí una obra que sea con Eva hablando. La escribió como unipersonal y yo la monté con cinco bufones. Hice una adaptación del texto dramatúrgico, armé un texto espectacular, diferente, donde cada uno de los bufones interpreta a Evita en primera persona. Los bufones son ellas: los relegados, los disidentes, los que viven en las márgenes, los resultados de las malas decisiones políticas, económicas, sanitarias de un gobierno; ellos son los bufones.
¿Por qué elegiste esta puesta en escena?
En otra época, los bufones eran los que vivían alejados del poblado, en los bosques, porque eran los enfermos, los locos, los delincuentes. Y si vamos a los palacios, eran quienes divertían al rey, pero se trataba de un fenómeno que tenía algo diferente en su cuerpo que lo volvía espectacular e irrisible. Los bufones son esas personas que se dedican a decir cosas y poner en desequilibrio el statu quo.
Decidí montarlo con bufones precisamente por eso, para tomar la figura de Evita desde otro lugar y volverla más del pueblo, de dónde ella era, considerada por los descamisados como su santita, su abanderada, la que pensó en ellos. Que vuelva al pueblo me pareció interesante, a los bufones que hablan de las malas decisiones de un gobierno, de la pobreza.
Esta obra lo que hace es interpelar al poder desde la figura de Evita, una bastarda, considerada por la oligarquía como una prostituta, una puta, que llega al poder y se convierte en la reina y trasciende los límites de nuestro país. Es un mito, una mujer que no para de nacer. Desde ese lugar encarnamos el espectáculo, con una versión diferente de la que pensó el autor, pero totalmente aceptada por él.
¿Qué pasa con los actores y actrices cuando la interpretan?
A los actores y actrices que componen este grupo de la ciudad de Córdoba (Cortocircuito), los interpela desde el cuerpo, la palabra y desde sus recorridos actorales. Vienen trabajando el clown y en esta oportunidad se meten con el bufón desde mi dirección. Incluso le cambié el nombre (el original era Con toda la muerte al aire), para poner en riesgo, en tensión, el imaginario que tenemos sobre Eva y como la amamos, la cuidamos y respetamos. Poner ese nombre es una resemantización de cómo la oligarquía se refirió a ella, dándole vuelta el sentido ella hace propia esas palabras y nos reímos todos.
¿Qué repercusión tienen en el público?
El grupo pasa por su cuerpo este texto. El arte del bufón es muy performático, de trabajo con el cuerpo, de disponibilidad física, porque se desdibuja el cuerpo de la actriz y el actor para generar otro, con otras protuberancias y deformidades, para configurar una nueva forma y desde ahí hablar. Es una nueva forma de mirar un relato histórico que se pone en escena en esta obra de teatro. Ellos ponen el cuerpo desde otro lugar, una mirada diferente del hecho y de la forma y el statu quo. Aquí está evita, creemos, suponemos, desde un lugar más popular.
El público empieza a reírse de la brutalidad de la situación, y también de la brutalidad de la escena, y luego empieza a descubrir la belleza que tiene esa manera de contar, la belleza que tiene esa composición física: una mirada disidente del suceso y también de Evita, que se reía del poder.
¿Qué pasó con la obra en Tucumán?
La puta fue censurada en Tucumán por el título, ni siquiera sabían de qué se trataba el espectáculo. Fueron cinco mujeres, concejalas, justicialistas, que por ignorancia total del tratamiento de la obra creían que iba en contra de la figura de Evita. Nunca investigaron ni se tomaron el trabajo de saber qué repercusiones tenía en Córdoba y en todo el país, porque la obra había representado a la provincia en la Fiesta Nacional del Teatro en La Pampa y había tenido muy buena repercusión en los canales de televisión de capital. Eso denota de alguna manera los políticos que tenemos gobernándonos, la gente que toma decisiones al respecto de nuestras leyes: gente que no va al teatro, no lee, no sé, suponemos, quizá es demasiado lo que estoy diciendo, pero si tomás contacto con las artes te das cuenta que no hay una sola manera de mirar las cosas, que hay muchas y que poetizar y resemantizar los sucesos abre las cabezas y genera inclusión. Una mirada obtusa lo que hace es excluir. Ellas nos excluyeron y también al público que nos esperaba. Estamos armando una gira para poder ir a Tucumán.
En relación a esto: ¿Cuál pensás que es el peso de las artes escénicas para tratar algunos temas y generar debates y discusiones?
El teatro siempre molestó, no en vano fue una de las primeras carreras que se cerró en la época de la dictadura militar. El teatro para mí tiene ese poder, pocas veces lo usa, todavía estamos un poco temerosos y somos condescendientes con el poder. Cuando aparecen propuestas molestas, que ponen en desequilibrio la mirada paternalista y hegemónica, el poder intenta sacárselo de encima.
La idea es que las artes empiecen a mover las estructuras para generar aperturas, crecimiento, una identidad dentro de nuestras propuestas artísticas, para tener un color personal y no siempre mirar para afuera. Nos hace falta escucharnos mucho para saber qué queremos y también porqué nos molestan ciertas cosas. Creo que ese es el poder que tiene el teatro, el arte viene a generarnos cosquillas en la panza, en el corazón y en la cabeza. Si no es así, no es arte.
¿Qué le aporta o cómo se inserta La puta… en las Jornadas?
Viene a sumarse a estas búsquedas, miradas, debates sobre los cuerpos, las disidencias, la diversidad, una manera de mirar diferente, crear otra belleza, poder conceptualizar sobre ciertos deseos y poner en interrogante las construcciones culturales que hoy no nos representan. Tratar de que sean más móviles, elongar un poquito algunos conceptos para permitir reformularlos y aceptar otro diverse. Que lo dado no sea dado, si no cuestionado permanentemente para construir colectiva y colaborativamente.
Cuerpo y Teatralidad
Las Jornadas sobre Cuerpo y Teatralidad se desarrollan desde 2016, organizadas por Oscar Lesa y Nadia Grandón, docentes del Profesorado en Teatro de la Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Entre Ríos y hacedores de la praxis teatral.
«Trascienden el ámbito propio de las cátedras, con el propósito de pensar en, y desde, nuestra región las corporalidades en la escena contemporánea y las nuevas subjetividades desde la teatralidad, para lo cual se han programado diversas actividades», explican Lesa y Grandón.
Tienen como objetivo observar diferentes abordajes a escenas donde el material teatral se organiza a partir del cuerpo en la escena, visibilizar distintas problemáticas relacionadas al cuerpo y al entrenamiento actoral, reflexionar sobre nuevas subjetividades a partir de nuevas corporalidades, repensar las nociones de teatralidad y performatividad desde la corporalidad, generar un diálogo entre la teoría y la práctica, pensar las relaciones entre arte, política y cuerpo en nuestro contexto, trazar posibles cartografías y redes entre colectivos y redes de artistas que se preocupen por la problemática del cuerpo en la escena. El evento cuenta con el apoyo del Instituto Nacional de Teatro.
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